Supported by
Mechones de pelo de Beethoven ofrecen nuevas pistas sobre el misterio de su sordera
Con tecnología avanzada, los científicos encontraron niveles extraordinarios de plomo en el cabello del compositor. Beethoven podría haberlo ingerido en sus copas diarias de vino.
![A close-up view of two lockets of hair on an aged piece of paper with handwriting on it, two passages dated 1859 and 1851, respectively.](https://static01.nyt.com/images/2024/05/07/multimedia/07beethoven-lead-hwlc-esp/07beethoven-lead-hwlc-articleLarge.jpg?quality=75&auto=webp&disable=upscale)
Gina Kolata escribió anteriormente sobre los secretos médicos y familiares del ADN de Beethoven.
A las 7 de la noche del 7 de mayo de 1824, Ludwig van Beethoven, que entonces tenía 53 años, subió al escenario del magnífico Theater am Kärntnertor de Viena para dirigir el estreno mundial de su Novena Sinfonía, la última que terminó.
Aquella interpretación, de la que se cumplieron 200 años el martes, fue inolvidable en muchos sentidos. Pero estuvo marcada por un incidente al comienzo del segundo movimiento que reveló al público de unas 1800 personas lo sordo que se había quedado el venerado compositor.
Ted Albrecht, profesor emérito de musicología de la Universidad Estatal de Kent, Ohio, y autor de un libro reciente sobre la Novena Sinfonía, describió la escena.
El movimiento comenzó con fuertes timbales, y la multitud vitoreó salvajemente.
Pero Beethoven era ajeno a los aplausos y a su música. Estaba de espaldas al público, marcando el compás. En ese momento, un solista lo agarró de la manga y lo obligó a que se volteara para que viera la estridente aclamación que no podía oír.
Era una humillación más para un compositor a quien le mortificaba su sordera desde que empezó a perder el oído a los veinte años.
Advertisement