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Por fin, una Eurocopa para todo un continente

Los países de Europa del Este que en los últimos años han quedado rezagados con respecto a otras selecciones más grandes de su continente están teniendo un buen momento en Alemania

The prime minister of Albania, Edi Rama, stands in a crowd at a soccer match.
El primer ministro de Albania, Edi Rama (centro), en el partido inaugural de su selección en la EurocopaCredit...Friedemann Vogel/EPA, vía Shutterstock

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El mejor amigo de Edi Rama durante el verano de la Copa Mundial de 1982 resultó ser la única persona que conocía que tenía un televisor a color. Así que todas las noches, Rama terminaba hacinado en su cocina junto a muchas otras personas, esperando desesperadamente que la señal difusa y parpadeante se mantuviera estable.

En aquel entonces, Albania estaba aislada bajo el gobierno represivo y conspirador de Enver Hoxha. Los viajes al extranjero estaban prohibidos para todos, excepto para unos pocos privilegiados. Incluso la comunicación con el mundo exterior, particularmente con Occidente, era limitada. Rama y sus amigos solo pudieron seguir ese Mundial a través de lo que posteriormente llamó una “red oculta” operada por la RAI, la emisora estatal italiana.

En una entrevista reciente con Tuttosport de Italia, Rama contó que todavía recuerda con cariño ese mes. Italia fungió como avatar de Albania en el torneo; los dos países, en opinión de Rama, son “un pueblo dividido por el mar, pero unido en todo lo demás, similares como dos gotas de agua”. Cuando Dino Zoff, el capitán italiano, levantó al final el trofeo en Madrid, también se sintió como una victoria en Tirana. “La vimos en sus manos, como si también estuviera en las nuestras”, aseguró Rama.

Sin embargo, el triunfo fue en realidad un bono extra. Más que nada, lo que más recuerda Rama de ese verano, décadas antes de convertirse en primer ministro de Albania, fue la sensación de que había vida fuera de su país. Las palabras de los comentaristas, contó, “causaron el efecto indescriptible en nosotros de no sentirnos solos en aquel agujero negro”.

Este año, en la inauguración de una exposición sobre la vida de Paolo Rossi, uno de los grandes héroes italianos de aquel torneo, Rama lo expresó todavía con más elocuencia. “Para nosotros el fútbol no era solo la pelota y el juego, era la imagen de otro mundo”, dijo. “Fue la oportunidad de ver un espejo en movimiento, un sueño prohibido”.


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