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OMG, LOL, la pubertad llegó a ‘Intensa mente 2’

Ansiedad se encuentra con Alegría en la entusiasta y previsiblemente encantadora secuela de Pixar de su innovador éxito de 2015. Tristeza también sigue presente, al igual que Miedo y Desagrado.

An ebullient blue-haired pixie and a nervous-looking, toothy orange character with a spout of matching hair are two emotions in “Inside Out 2.”
Alegría (Amy Poehler) y Ansiedad (Maya Hawke) son dos de las voces en la cabeza de Riley, quien cumple 13 años y adquiere los sentimientos que vienen con esta edad.Credit...Pixar/Disney/Pixar, vía Associated Press

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Cuando una pequeña y redonda anciana entra en la película de animación Intensa mente 2, es rápidamente ahuyentada por otros personajes. Lleva gafas de color rosa, ojos brillantes y un casco de pelo blanco. Se llama Nostalgia, y quienes la despiden —Alegría y Tristeza incluidas— le dicen que es demasiado pronto para que aparezca. Supongo que ellas nunca han visto una película de Pixar, y mucho menos Intensa Mente, una conceptual y melancólica visión sobre una niña que es también un testimonio de uno de los placeres del cine: la importancia de nuestras emociones.

Si has visto Intensa Mente (2015), tus conductos lagrimales ya estarán preparados para la secuela. La película original se centra en la vida de Riley, una simpática niña de 11 años, previsiblemente valiente, aunque por lo demás bastante común. Lo que distingue a Riley es que su funcionamiento interior se representa como un elaborado reino con personajes que encarnan sus emociones básicas. Durante gran parte de su vida, esas emociones han sido dirigidas por Alegría (voz de Amy Poehler), una duendecilla descalza y maníaca. Sin embargo, cuando los padres de Riley trasladan a la familia a una nueva ciudad, Tristeza (Phyllis Smith) da un paso adelante y nuestra niña entra en una espiral de depresión. En el maravilloso mundo de Pixar, las emociones acaban encontrando un nuevo y armonioso equilibrio, y Riley vuelve a ser una niña feliz.

Cuando empieza Intensa mente 2, Alegría sigue dirigiendo el espectáculo junto con Tristeza, Ira (Lewis Black), Miedo (Tony Hale) y Desagrado (Liza Lapira) dentro de una luminosa torre llamada cuartel general. Es aquí, en el centro de la mente de Riley —una extensión laberíntica, ingeniosamente detallada, que es en parte un carnaval y en parte una zona industrial— donde la vigilan en una enorme pantalla ovalada, como si estuvieran instalados detrás de sus ojos. Las emociones siguen, controlan y a veces interrumpen sus pensamientos y acciones, a veces mediante una consola de control, que parece una mesa de mezclas de sonido y que se vuelve más compleja a medida que Riley crece. Al final de la primera película, un misterioso botón llamado “pubertad” ha aparecido en la consola; poco después del estreno de la secuela, ese botón se ha convertido en una escandalosa alarma roja.

La pubertad desencadena problemas para Riley (Kensington Tallman) en Intensa mente 2, algunos de ellos muy emotivos, la mayoría poco sorprendentes. Ha pasado casi una década desde el estreno de la primera película, pero el tiempo en el cine es mágico y poco después de que comience la historia, Riley está soplando las velas del pastel de su cumpleaños número 13 con aparatos metálicos en los dientes y un rebelde grano en la barbilla. Pronto entran en escena nuevas emociones encabezadas por Ansiedad (Maya Hawke), un duendecillo color zanahoria de cejas saltarinas y pelo alborotado. Poco después, Ansiedad toma el control de la consola y de Riley, con la ayuda de Envidia (Ayo Edebiri), Vergüenza (Paul Walter Hauser) y mi favorita, Ennui (Adèle Exarchopoulos), intencionalmente apático y de acento francés.


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