Si te vas de viaje pero no lo registras con tu celular, ¿realmente sucedió?

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Estábamos en un viaje perfecto para chicas en Costa Rica. Tomamos bebidas heladas junto a la piscina del hotel, nos caímos con las olas durante una clase de surf, nos leyeron las cartas del tarot en un catamarán y bailamos con todas nuestras fuerzas, con espresso martinis, al ritmo de éxitos de principios de los 2000 en una azotea.

Pero nada de esto quedó registrado en nuestros teléfonos. No publicamos historias en Instagram de lo bien que la estábamos pasando. Tampoco videos en TikTok. No enviamos fotos a nuestros amigos y familiares que estaban en climas mucho más fríos.

Y si no había una foto, bueno, ¿en realidad había pasado? Me preguntaba si unas vacaciones sin mi teléfono reprogramarían mi cerebro adicto al iPhone, si profundizarían las conexiones que establecía o mejorarían mis experiencias de viaje. Así que, a mediados de abril, me uní a un grupo de otras 10 mujeres de entre 20 y 30 años para una excursión de cuatro días sin teléfono por la provincia costarricense de Guanacaste, en la costa noroccidental del país, un pintoresco lugar de playas impresionantes, bosques tropicales y, en todas partes, la posibilidad de avistar una fauna surrealista.

Para documentar mis vacaciones, solo llevé un lapicero, una libreta y una cámara desechable.

‘Más presente en el momento’

FTLO Travel, que empezó a ofrecer viajes en grupo en 2016 para viajeros solitarios de 25 a 39 años, organizó nuestro viaje sin teléfono. La mayoría de los clientes de FTLO son mujeres, dijo Tara Cappel, fundadora y directora ejecutiva de la empresa, y la mayoría de ellas viajan solas por primera vez.