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¿Puedo beber agua con flúor si estoy embarazada?

Nuevas investigaciones sugieren que existe una relación entre el agua con flúor y algunos problemas de conducta en los niños. Los expertos tienen opiniones divididas sobre la relevancia del estudio.

A woman fills a glass of water from the tap at a sink.
Credit...Getty Images

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Un pequeño estudio publicado la semana pasada sugirió que el consumo de niveles más elevados de fluoruro durante el tercer trimestre de embarazo estaba relacionado con un riesgo mayor de que los niños presentaran problemas de conducta a los 3 años de edad. Los autores del estudio, financiado en parte por los Institutos Nacionales de Salud y la Agencia de Protección Ambiental y publicado por la revista JAMA Network Open, creen que es el primero en analizar los vínculos entre la exposición al fluoruro antes del nacimiento y el desarrollo infantil en las familias que viven en Estados Unidos, donde es frecuente que se añada fluoruro al suministro de agua de la comunidad para prevenir las caries dentales.

Los autores del estudio y algunos investigadores externos señalaron que los hallazgos deberían impulsar a los legisladores a evaluar qué tan seguro es el consumo de fluoruro durante el embarazo.

“Creo que es una señal de alerta”, comentó Beate Ritz, investigadora de salud pública ambiental en la Escuela de Salud Pública Fielding de la Universidad de California, campus Los Ángeles.

Pero otros especialistas advirtieron que el estudio tenía varias limitaciones importantes que dificultaban evaluar los posibles efectos del consumo de fluoruro durante el embarazo.

“No hay nada en este estudio que me asuste ni que haga que le recomiende a una mujer embarazada dejar de tomar agua de grifo”, comentó Patricia Braun, profesora de Pediatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado y portavoz de la Academia Estadounidense de Pediatría.

El fluoruro fortalece el esmalte de los dientes y las investigaciones indican que el agua potable con fluoruro añadido puede disminuir las caries hasta en un 25 por ciento. Por esta razón, desde la década de 1940 muchas comunidades de Estados Unidos han añadido fluoruro al agua, una práctica muy aclamada como un logro importante de salud pública. En el año 2020, el 63 por ciento de las personas de Estados Unidos vivía en zonas donde el agua contenía al menos 0,7 miligramos de fluoruro por litro —cantidad que se considera ideal para prevenir las caries— aunque algunas zonas tienen niveles más elevados, debido, en parte, a la alta cantidad de fluoruro que hay en el subsuelo de manera natural.

En los últimos años, varios estudios procedentes de México y Canadá revelaron que la exposición al fluoruro durante el embarazo está ligada a puntuaciones un poco más bajas en las pruebas de inteligencia y en otros indicadores de las funciones cognitivas de los niños.

Pero estudios recientes de España y Dinamarca no encontraron esa relación.

Ashley Malin, profesora adjunta de Epidemiología en la Facultad de Salud Pública y Profesiones de la Salud de la Universidad de Florida y autora principal del nuevo estudio, reconoció que hay un “debate controvertido” acerca de la fluorización del agua. En la actualidad, este asunto es tema de una demanda presentada por Food and Water Watch, una organización sin fines de lucro, y otros grupos en contra de la Agencia de Protección Ambiental. Estas organizaciones afirman que la fluorización del agua plantea un riesgo para la salud de los niños.

Esta investigación estudió a un grupo de 229 mujeres embarazadas de Los Ángeles, casi todas latinas y de bajos ingresos, que ya estaban siendo estudiadas en otra investigación. La mayoría de ellas vivían en zonas donde el agua estaba fluorada. Los investigadores midieron los niveles de fluoruro en la orina en una sola prueba durante el tercer trimestre. Luego, cuando sus hijos tenían 3 años de edad, las madres llenaron la Lista de Control de la Conducta Infantil a Nivel Preescolar, un indicador que se usa para detectar problemas emocionales, sociales y de comportamiento.

En conjunto, el 14 por ciento de los niños tuvieron una calificación total dentro del intervalo de “límite clínico” o “clínico”, lo que implica que tal vez deban estar bajo observación o evaluación médica o recibir apoyo adicional, señaló Malin. Y, en promedio, niveles más elevados de fluoruro en la orina de la madre se correlacionaban con un mayor riesgo de problemas de comportamiento en los niños. Los investigadores descubrieron que las mujeres cuyos niveles de fluoruro estaban en el percentil 75 tenían 83 por ciento más probabilidades de tener hijos con problemas de comportamiento límite o clínicamente significativos que las mujeres con niveles en el percentil 25.


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