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Calma y orden en un avión de Japan Airlines envuelto en llamas

Los 367 pasajeros y los miembros de la tripulación evacuaron a salvo gracias a un personal de vuelo bien entrenado, una aeronave avanzada y, en gran medida, una relativa ausencia de pánico.

Aerial view of the charred remains of a jetliner beside a runway.
El avión de Japan Airlines que se incendió tras una colisión con una aeronave de la Guardia Costera de Japón en el aeropuerto de Haneda en Tokio el martes.Credit...Kyodo, vía Reuters

Motoko Rich y

Reportando desde Tokio

El martes, a medida que el humo llenaba la cabina del vuelo 516 de Japan Airlines tras aterrizar en Tokio sumido en llamas, el sonido de una voz infantil se alzó al ruido de la confusión a bordo. “¡Por favor, déjenos salir rápido!”, pidió el menor, utilizando una forma cortés del japonés a pesar del miedo que inundaba a los pasajeros mientras los asistentes de vuelo comenzaban a gritar instrucciones.

En los minutos siguientes, incluso cuando fuera de las ventanillas las llamas que terminarían por envolver al avión de Japan Airlines (JAL) titilaban, el orden se mantuvo. Los auxiliares de vuelo evacuaron a los 367 pasajeros a través de las tres puertas de salida consideradas más seguras, enviándolos por los toboganes de emergencia uno por uno, sin lesiones de importancia. La mayoría dejó atrás todo, excepto los teléfonos, que capturarían para el mundo las escenas desgarradoras.

Si bien varios factores contribuyeron a lo que muchos han llamado un milagro en el aeropuerto de Haneda —como una tripulación bien entrenada de 12 personas; un piloto veterano con 12.000 horas de experiencia de vuelo; diseño y materiales aeronáuticos avanzados— la relativa ausencia de pánico a bordo durante el procedimiento de emergencia probablemente fue lo que más ayudó.

“Aunque escuché gritos, la mayoría de las personas estaban calmadas y no se levantaron de sus asientos, sino que siguieron sentadas y esperando”, dijo Aruto Iwama, un pasajero que concedió una entrevista en video al periódico The Guardian. “Por eso creo que pudimos salir sin problemas”.

Anton Deibe, un pasajero de 17 años de Estocolmo, coincidió con esa valoración y dijo: “La tripulación de cabina era muy profesional, pero se podía ver en sus ojos que estaban asustados”. Aún así, añadió: “Nadie corrió para salvarse. Todos esperaron instrucciones”.


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