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Ensayo invitado

El Niño es un fenómeno predecible. Podemos prepararnos mejor

A photo of downed trees blocking a highway near Acapulco, Mexico, following Hurricane Otis.
Las secuelas del huracán Otis en una carretera cerca de Acapulco, MéxicoCredit...Marco Ugarte/Associated Press

Amir JinaJesse Anttila-Hughes y

Los autores son economistas centrados en el desarrollo sostenible.

A medida que nos acercamos al invierno, hay una buena noticia para las personas que tiemblan al pensar en el frío y viven en el hemisferio norte: es probable que las temperaturas sean más cálidas.

Pueden agradecérselo al patrón meteorológico cíclico conocido como El Niño.

Pero para otras partes del planeta, el pronóstico no es agradable. Para algunas regiones podría ser desastroso. Es probable que aumenten las precipitaciones en Sudamérica y que se produzcan sequías graves en Australia, Indonesia y partes del sur de Asia. Ya se han producido inundaciones mortales en Perú e India, y en Australia, donde es primavera, las autoridades advierten de una temporada de incendios especialmente peligrosa este verano.

Y, recientemente, el huracán Otis, tras intensificarse de manera explosiva, azotó la costa del Pacífico mexicano como huracán de categoría 5. El Niño puede haber jugado un papel en esa transformación en solo 24 horas; las temperaturas más cálidas de la superficie del mar asociadas con el patrón meteorológico proporcionan condiciones favorables para el desarrollo de huracanes en el Pacífico oriental.

El costo humano de las repercusiones de El Niño es enorme. También, es un fenómeno que cada vez se comprende mejor. A medida que nos adentramos en otro año de El Niño, uno que podría ser “poderoso a niveles históricos”, se plantea el reto de que las naciones ricas coordinen y profundicen su ayuda a los países en desarrollo antes de que se enfrenten a esas consecuencias previsibles.

El calentamiento de El Niño se suma a las temperaturas promedio ya más cálidas que trae consigo el cambio climático. Esto hace que los efectos secundarios de El Niño —aumento de los precios de alimentos, más enfermedades infecciosas e incluso guerras civiles— sean cada vez más probables y peligrosos. También constituye una señal de alerta de lo que está por venir a medida que se agrave el cambio climático. Nuestras investigaciones sugieren que El Niño de este año podría dar lugar a fenómenos como la pérdida de cosechas, que llevaría a 6,8 millones de niños a padecer hambre extrema.


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