El prodigio de Goldman Sachs detrás de la ciudad del futuro de Silicon Valley

  • Jan Sramek tiene un sueño: crear una ciudad densa llena de colegios, zonas verdes y carriles bici con viviendas asequibles a una hora al norte de San Francisco, Estados Unidos, para solucionar la crisis inmobiliaria.
  • Pero tiene también un problema: la oposición de los lugareños, que impulsaron una ley para evitar la urbanización del terreno. ¿Logrará Sramek alcanzar su meta?
Jan Sramek cree que la solución a la crisis inmobiliaria de Silicon Valley pasa por construir una nueva ciudad desde cero, y que él es la persona indicada para hacerlo.
Jan Sramek cree que la solución a la crisis inmobiliaria de Silicon Valley pasa por construir una nueva ciudad desde cero, y que él es la persona indicada para hacerlo.

Christie Hemm Klok para Business Insider

Adam Rogers,
| Traducido por: 

A un lado de una carretera de grava, se ve una pradera de hierba y unas turbinas eólicas a lo lejos. Al otro lado, unos campos vacíos salvo por la presencia de eucaliptos. Todo esto se encuentra a una hora al norte de San Francisco, lejos de urbanizaciones, colegios y centros comerciales más cercanos. Un paisaje vacío típicamente californiano.

Pero Jan Sramek, lo ve lleno. Donde otros solo ven cielo azul y tierras para labrar, Sramek, antiguo trader de Goldman Sachs, ve casas adosadas y apartamentos. Galerías de arte y bares de sushi. Carriles bici y parques. Una comunidad vibrante, bulliciosa y eficiente, con todo el encanto de un pueblo del siglo XIX y toda la fibra óptica y los coches autónomos del siglo XXI. Sramek ve la ciudad del futuro. Ve California Forever.

"El centro estaría aquí, donde se cruzan las autopistas", dice señalando a su derecha. Se trata de un hombre de solo 37 años, moreno y alto, que se encuentra de pie junto a su Tesla Model Y gris, con los brazos extendidos y su visión materializándose ante él. "Y vamos a poner un segundo centro más cerca de Río Vista", añade, señalando hacia un espacio invisible en la distancia.

Sramek hace una pausa. No tiene ante sí ninguna ciudad futurista, ninguna utopía urbana. Solo tiene 20.250 hectáreas de campo. Puede parecer una locura, se da cuenta. "Es mucho menos descabellado ahora que cuando tuve la idea en 2017. Siempre surgen dudas", dice.

Esas dudas, da la casualidad, son generalizadas. La revelación de que un misterioso inversor se había convertido en el mayor terrateniente del condado de Solano, una franja escasamente poblada de pequeñas ciudades y fértiles campos encajonados entre Napa y Sacramento, California, alarmó a los habitantes de la zona. Las cosas se fueron de madre cuando Sramek, respaldado por un grupo de inversores multimillonarios de Silicon Valley, se reveló como la fuerza impulsora de California Forever. 

Los detractores del proyecto acusaron a Sramek y a los inversores (entre ellos el cofundador de LinkedIn Reid Hoffman, la filántropa Laurene Powell Jobs y el inversor de capital riesgo Marc Andreessen) de utilizar "tácticas mafiosas de mano dura" para despojar a los habitantes de sus tierras. Han atacado a Sramek en reuniones públicas y están luchando contra una resolución electoral de rezonificar la propiedad para dar cabida a su visión.

Sramek compró discretamente 20.200 hectáreas de tierra a una hora al norte de San Francisco. 'Está en medio de todo', dice.
Sramek compró discretamente 20.200 hectáreas de tierra a una hora al norte de San Francisco. 'Está en medio de todo', dice.

Christie Hemm Klok para Business Insider

El desarrollo, ya sea residencial, comercial o industrial, es siempre una batalla entre el pasado, el presente y el futuro. Algunos intereses favorecen el statu quo; otros, presionan a favor del cambio. El problema es que Estados Unidos necesita urgentemente un cambio. No hay suficientes viviendas para todos. Las ciudades están en un círculo vicioso. Y Sramek cree que la única solución es construir una ciudad nuevaen una colina, y que él tiene la energía y el terreno para hacerlo. 

Esa confianza inquebrantable ayudó a forjar la reputación de Sramek como niño prodigio de las finanzas, alguien que se propuso desde muy joven ser el equivalente europeo de Peter Thiel. Pero para quienes le conocen de sus días en Londres y Zúrich, California Forever representa un extraño e improbable nuevo capítulo en la corta y no del todo exitosa carrera de Sramek. Y la cuestión no es solo si tiene la respuesta a los males de las ciudades estadounidenses. 

La pregunta es: ¿realmente tiene posibilidades de construirla donde todos los demás han fracasado?

carril bici

En Inglaterra, a principios de la década de 2000, Jan Sramek era un nombre a tener en cuenta.

Nació en la República Checa y creció en una pequeña ciudad llamada Dřevohostice. Su madre era maestra y su padre mecánico. Sus abuelos trabajaban en la acería local. En 2004, a los 17 años, Sramek dejó todo atrás y se matriculó en un internado en la ciudad de York, en Inglaterra, y dos años después se presentó a 10 exámenes de nivel A, las pruebas británicas de acceso a la universidad. Sramek sacó sobresaliente en los 10. Todo un hito que nadie había conseguido.

Estos exámenes son una parte crucial de la infraestructura socioeconómica británica: si los apruebas, son como la cadena que tira de una montaña rusa cuesta arriba, un mecanismo de movilidad ascendente. Cuando un chico de clase trabajadora de Europa del Este lo consiguió, la hazaña mereció una mención en la prensa nacional

Durante años, Sramek fue un modelo para otros chicos ingleses con aspiraciones. Su nombre aparecía en foros donde los estudiantes discutían estrategias para entrar en las universidades de sus sueños. ¿Solo tienes tres semanas para aprobar un examen? "Jan Sramek dice que es posible. Hay que concentrarse y ser disciplinado". Si él pudo, quizá tú también puedas.

Gracias a su bachillerato, Sramek ingresó en la Universidad de Cambridge, que abandonó al cabo de un año por la London School of Economics y "la City", la milla cuadrada de Londres, equivalente europeo a Wall Street. "Jan, el fiestero, es la estrella emergente más joven de Square Mile", decía un tabloide. Mientras estudiaba, se mantenía ocupado lanzando sus propios negocios. Fundó AlphaParties, que promocionaba como organizador de fiestas en algunos de los establecimientos más lujosos de Londres, aunque Sramek afirmaba que nunca había bebido ni fumado. También había una web de empleo llamada Nicube. Pero su principal objetivo eran las prácticas que consiguió en Londres en Goldman Sachs.

En una entrevista publicada en 2008 en un blog para un programa titulado Tycoons of Tomorrow, Sramek dijo que solo dormía cinco horas por noche. Su modelo a seguir era Thiel, cofundador de PayPal y uno de los primeros inversores en Facebook. A la pregunta de qué le motivaba, Sramek respondió: "competir conmigo mismo". Su consejo para otros emprendedores era: "Míralo todo en términos de riesgo-recompensa, casi como una operación. Determinar la entrada, la salida y el stop loss. Saber cuándo salir". Tenía 21 años.

Todos los becarios de Goldman esperaban convertir el puesto de principiante en uno a jornada completa. Sramek lo consiguió. En 2009, se convirtió en trader de la mesa de mercados emergentes de la empresa. En su tiempo libre, escribió Racing Towards Excellence (Carrera hacia la excelencia), un libro de autoayuda. Al año siguiente, CheatSheet informó de que Sramek estaba siendo asesorado por "varios de los gestores de hedge funds más poderosos de Londres, que claramente lo están preparando para llegar a lo más alto". El New York Magazine atribuyó a Sramek una "arrogancia gallarda". Esta misma publicación, Business Insider, lo calificó en su día de "prodigio".

Pero quizás era un poco pronto para todo eso. "Había demasiadas expectativas" dice un amigo de Sramek de Cambridge que ha hablado bajo condición de anonimato. "Había mucha atención en torno a él, pero en realidad no había hecho mucho en el mundo real". Jonas Rave, un colega de Goldman Sachs, dice que Sramek era carismático y seguro de sí mismo. "Es la maldición del niño superdotado al que se le dice desde pequeño que es increíble. Hay mucho éxito temprano que te hace creer que puedes hacer cualquier cosa", dice Rave. 

Sramek dejó Goldman después de algo menos de dos años, un trabajo tan corto que llevó a algunos trolls de Internet y compañeros de banca a cuestionarse si el niño prodigio había salido rana. Sus directivos, sin embargo, respaldan la versión de Sramek de que la decisión de marcharse fue suya. "Era un empleado con mucho talento y potencial, pero tenía objetivos muy ambiciosos. Creo que estaba un poco frustrado por la velocidad a la que se le ascendía y se le asignaban responsabilidades", dice Guy Saidenberg, antiguo socio de Goldman que supervisó la división de Sramek. 

Sramek se trasladó a Zúrich, donde siguió los pasos de muchos antiguos traders: intentó fundar un hedge fund. Al principio planeó utilizar una mentalidad de Moneyball guiada por la tecnología para mejorar los promedios de los traders. Pero tras probar el software con usuarios reales, Sramek y su cofundador dieron un giro, pasando a una startup educativa. Cambiaron el nombre de Erudify (algo así como "hacer más erudito") a simplemente Better (mejor).

Better no hizo honor a su nombre. La siguiente aventura de Sramek, una especie de versión de Evernote llamada Memo, hizo que Silicon Valley se fijara en él. El inversor Marc Andreessen describió Memo como "cuando las ideas tienen sexo". Pero no consiguió procrear y Sramek se quedó sin ideas. Así que a los 30, tras cinco años de trabajar en startups fallidas, hizo lo que suelen hacer los europeos cuando no encuentran la manera de triunfar en el continente. Se propuso reinventarse en California.

Sus fracasos en Europa no han impedido a Sramek conquistar a inversores multimillonarios en Silicon Valley.
Sus fracasos en Europa no han impedido a Sramek conquistar a inversores multimillonarios en Silicon Valley.

Christie Hemm Klok para Business Insider

Sramek llevaba años leyendo sobre el éxito del Área de la Bahía de San Francisco como centro de empleo e innovación. Pero cuando por fin se mudó allí en 2015, se encontró con residentes de toda la vida protestando contra los autobuses de Google. San Francisco atraía a las personas más inteligentes del mundo, les pagaba cantidades exorbitantes de dinero y no construía precisamente lugares para que vivieran. Así que se peleaban por las viviendas existentes.

"Como extranjero, era fácil ver cómo habíamos estropeado el mercado de la vivienda de una forma realmente profunda. No había entusiasmo con los empleos bien pagados, como debería ser, sino frustración por los desplazamientos", afirma Sramek. 

Las partes más agradables de las ciudades del Área de la Bahía, el tipo de lugares a los que los jóvenes y las familias jóvenes podrían querer ir, eran prohibitivamente caros. "Mi novia y yo ganábamos un buen dinero, y nos costaba vivir en Hayes Valley", dice Sramek, mencionando el que posiblemente sea el barrio más bonito de la ciudad más bonita de Estados Unidos. 

Así que Sramek empezó a leer: en dos años, afirma, devoró 500 libros sobre urbanismo. (El más destacado, dice, fue Muerte y vida de las grandes ciudades). Sramek, como generaciones de lectores antes que él, quedó prendado de la insistencia de Jane Jacobs en el valor de unas calles vibrantes y diversas y en la necesidad de combinar viviendas y comercios. Viajó por todo el mundo estudiando los barrios más populares de las ciudades, desde Atlanta y Phoenix hasta Copenhague y Barcelona. "Me pasaba dos días recorriéndolos y viendo qué funcionaba", comenta Sramek.

Sramek desprende un encanto especial. Es guapo, habla inglés con un ligero acento de Europa del Este, lleva botas safari de ante marrón y una mochila Goruck GR1 negra, emblema de la tecnología táctica. También estudia rápido. Abrazando los ideales de la ciudad moderna, decidió que lo que se necesita es vivienda más barata (para reducir la desigualdad), energía solar y parques eólicos (para reducir las emisiones de carbono), y barrios más densamente poblados y transitables (para mantener tiendas y restaurantes, crear empleo y reducir los tiempos de desplazamiento). Sin embargo, hoy en día es difícil construir lugares así, gracias a una serie de normas de zonificación y uso del suelo diseñadas para proteger el medio ambiente y promover la participación pública.

La nueva idea empresarial de Sramek se alejaba bastante de su mentalidad de juventud. En el mundo real se dedicaría al sector inmobiliario. Sramek pensó en construir en los espacios intersticiales y vacíos de las ciudades. Los urbanistas lo llaman "relleno" y es una idea de moda en urbanismo: cubrir el vacío intermedio entre las viviendas unifamiliares y grandes edificios de apartamentos. Solo había un problema. Las ciudades de la bahía han creado un proceso de autorización de nuevos edificios demasiado lento y caro. La idea de Sramek no llegó a ninguna parte. Así que, para olvidarse de sus problemas, se fue a pescar, literalmente.

El proyecto California Forever.

Sramek, que también es un ávido pescador, había estado pasando tiempo en las aguas del delta del río Sacramento-San Joaquín, el extremo noroccidental de la bahía de San Francisco. Para llegar hasta allí, él y su novia atravesaban en coche el condado de Solano, salpicado de antiguas granjas mezcladas con centros comerciales, zonas semivacías e industrias desorganizadas. En un viaje de pesca, Sramek se fijó en un espacio vacío en forma de diamante entre la base aérea de Travis y la ciudad de Río Vista. Para demostrarlo, enseña una vista por satélite del terreno en la pantalla de su Tesla, lo que resulta un poco desconcertante, dado que está conduciendo.

"Puedes ver que es la única mancha amarilla del mapa", dice. En la vista por satélite, todo lo que rodea al diamante vacío es el gris beige de la ciudad o el verde exuberante y regado de la tierra cuidada. Parece el medio de la nada, hasta que Sramek lo aleja. "Está en medio de todas partes", afirma triunfante.

El diamante amarillo está entre San Francisco y Sacramento. Entre Silicon Valley y las estaciones de esquí y sol del lago Tahoe. Es el centro geográfico de la megarregión del Área de la Bahía de San Francisco. Y es casi tan grande como Toledo, una ciudad de Ohio de casi 300.000 habitantes.

Esa fue la clave que abrió el problema con el que Sramek había estado luchando. Decidió que la manera de resolver la crisis de la vivienda que está matando a Silicon Valley no era con pequeños rellenos. "Nunca iba a ser suficiente", afirma. Pero, ¿y si se pudieran construir barrios transitables en zonas verdes? En otras palabras, ¿por qué arreglar una ciudad antigua como San Francisco cuando se puede construir una nueva a una hora al norte, en el condado de Solano?

Apoyado en el model Y, mirando al amplio y llano espacio que posee su empresa, Sramek desenfoca un poco la mirada. "No es un buen lugar para una subdivisión. No está conectado a una ciudad. No hay trabajo. No tiene ocio ni comercios", dice. Solo se convierte en algo si se traen miles de personas, casas, trabajos, tiendas, colegios y lugares de culto. 

Smarek con mapas que muestran el crecimiento previsto de la zona. 'Jan es un hombre con una misión', dice uno de los gigantes tecnológicos que le apoyan.
Smarek con mapas que muestran el crecimiento previsto de la zona. 'Jan es un hombre con una misión', dice uno de los gigantes tecnológicos que le apoyan.

Christie Hemm Klok para Business Insider

Sramek bautizó su nueva empresa con el nombre de Flannery Road, una carretera de grava que atraviesa el solar, y convocó a un equipo de urbanistas de primera categoría para que le ayudaran. "Jan tiene una visión extraordinaria para ver esta oportunidad y ponerla en marcha", dice BH Bronson Johnson, ingeniero de sostenibilidad del proyecto, que ha trabajado en grandes proyectos urbanos como Treasure Island en San Francisco y el barrio Sidewalk de Google en Toronto, ya cancelado.

Sramek pensaba a lo grande. La idea era proporcionar viviendas a los trabajadores del sector tecnológico de la bahía y puestos de trabajo en el condado de Solano. Pero no pudo convencer a nadie para que invirtiera en el proyecto. Así que pidió un préstamo y compró él mismo los primeros trozos de la parte amarilla del mapa. No quiere decir a cuánto ascendió el préstamo. "Era mucho dinero. Si esto no funcionaba, me habría metido en un buen lío", dice. 

Ese préstamo también pagó los estudios de viabilidad del solar. Los análisis de ingeniería concluyeron que era el lugar ideal para construir una nueva ciudad: malo para cultivar, sin actividad tectónica y lo bastante alto como para soportar incluso las más sombrías estimaciones de subida del nivel del mar. Armado con los estudios detallados, Sramek volvió a intentarlo con los inversores. "Creo que me cansé de la gente. Me decían: 'Es una buena idea, pero aquí hay 150 razones por las que no funcionará'. Y yo se las iba quitando una a una. En algún momento, la gente se quedaba sin preguntas. Y entonces invertían", cuenta.

Sramek impresionó a los titanes de Silicon Valley, del mismo modo que se había abierto camino en las altas esferas de las finanzas en su época universitaria. "Se trata de invertir en las personas que están detrás de esas grandes ideas", afirma David George, socio de Andreessen Horowitz que gestiona la inversión de la empresa en California Forever. "Jan es un hombre con una misión, y un estudioso de la historia, la geografía y lo que hace especiales a las ciudades", añade.

Con la ayuda de algunos de los nombres más importantes de la tecnología, Sramek pudo adquirir los terrenos que necesitaba para California Forever. Ahora solo necesitaba permiso para construir algo en él. Pero eso, pronto descubrió, podría llevar todo el tiempo del mundo.

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En 2022, Marilyn Farley empezó a oír rumores. Los agricultores del condado de Solano estaban recibiendo presiones para vender sus tierras.

Concejala jubilada, Farley no era ajena a la lucha contra promotores inmobiliarios de fuera de la ciudad. Allá por 1984, un grupo local llamado Comité de Crecimiento Ordenado del Condado de Solano se formó para bloquear a un promotor de San Francisco que quería construir una nueva ciudad, desde cero, en un terreno casi vacío cerca de la Base Aérea de Travis. Para evitar que otros intentaran lo mismo, el comité (al que Farley se uniría unos años más tarde) aprobó una medida electoral para impedir prácticamente cualquier desarrollo fuera de las siete ciudades existentes de Solano. Esa norma, que sigue vigente, es el mayor obstáculo para los planes de Sramek de California Forever.

Alarmada por los rumores de una nueva urbanización, Farley se puso a investigar. Encontró el orden del día de una reunión a puerta cerrada del Distrito Municipal de Servicios Públicos de Sacramento que sugería que la agencia estaba negociando la venta de un terreno a una misteriosa entidad llamada Flannery LLC. Pero un abogado que había trabajado en el acuerdo no quiso decirle nada a Farley: habían firmado un acuerdo de confidencialidad. "Fue todo muy desconcertante", declara.

La compra del terreno conmocionó al condado. Dada la proximidad a una base de las Fuerzas Aéreas, el congresista del condado de Solano llevó sus preocupaciones a la prensa nacional. ¿Acaso se trataba de un intento de China de introducirse en el país?

El alboroto obligó a la empresa de Sramek, Flannery Associates, a mostrarse al público de una vez por todas. Durante la última media década había gastado discretamente 900 millones de dólares (835 millones de euros) para convertirse en el mayor terrateniente del condado, agrupando 140 propiedades. Cuando un puñado de terratenientes se negó a vender, Flannery los llevó a los tribunales, acusándoles de confabularse para subir precios. En respuesta, los propietarios alegaron que Sramek había enfrentado a los miembros de la familia entre sí como táctica para obligar a los agricultores a vender sus tierras.

Si Sramek esperaba ganarse a los lugareños, no empezó con buen pie. Había organizado una apropiación secreta de tierras con financiación encubierta proporcionada por algunos de los barones de la tecnología más ricos del mundo. "Entendemos por qué, a primera vista, parece extraño", admite ahora. Pero señala a otro visionario californiano que compró terrenos en secreto antes de desvelar su sueño. "Cuando Disney estaba construyendo Disney World, eso es lo que hizo. Y a todos os encanta Disney World", se defiende Sramek. 

Kathleen Threlfall, a la izquierda, y Bill Mortimore, residentes del condado de Solano y de Río Vista, protestan a las puertas de una rueda de prensa en la que se desvelan los planes de California Forever.
Kathleen Threlfall, a la izquierda, y Bill Mortimore, residentes del condado de Solano y de Río Vista, protestan a las puertas de una rueda de prensa en la que se desvelan los planes de California Forever.

Jessica Christian/San Francisco Chronicle via AP

Obligado a salir a la luz, Sramek cambió su estrategia hacia la transparencia. Hizo público un plan preliminar, empezó a responder personalmente a los correos electrónicos de ciudadanos preocupados y se reunió con Farley. Ella lo describe como cordial, aunque se mostró inmune a su carisma. "Tengo la sensación de que tiene las ideas claras. Sabe lo que quiere hacer. Tiene dinero y está acostumbrado a salirse con la suya", describe Farley. 

Las cosas se pusieron aún más feas el pasado noviembre, cuando Sramek asistió a una reunión pública sobre el proyecto. El público le hizo trizas. Le preguntaron por qué había comprado todos esos terrenos en secreto. ¿Por qué deberían confiar en él? Uno de los asistentes dijo que Sramek sonaba como Lyle Lanley, el estafador que vende un monorraíl a la ciudad de Springfield en un episodio clásico de Los Simpson.

Para otros, Sramek parecía un arrogante sin remordimientos, que trataba a Solano como un reto de ingeniería en vez de un lugar real. "Muchos de estos fundadores e inversores hablan con mucha lógica. Todo tiene sentido para ellos. Pero esto es algo más que lógica. Aquí vive gente", dice Sam Houston, un residente de Vallejo que también estaba allí.

A los miembros más experimentados del equipo de Sramek no les sorprendió la reacción. "Habiendo asistido a cientos de reuniones a lo largo de mi carrera, lo que he visto en el condado de Solano es absolutamente habitual. Hay que ir y asumir los ataques. Tienes que estar dispuesto a dar la cara", afirma Gabriel Metcalf, responsable de planificación urbana de California Forever.Sramek es consciente de que metió la pata. "No quería que esto fuera sobre mí. No hice un buen trabajo contando la historia", dice. Si no lo arregla, puede que nunca haya un California Forever.

 Para eludir la ley antidesarrollo que el comité de Farley ayudó a aprobar en la década de 1980, Sramek está impulsando una medida electoral que recalificaría su propiedad. Ha intentado apaciguar a la población local aceptando invertir en el maltrecho centro de Solano, y ha trasladado a su mujer y a sus dos hijos pequeños a la zona. También ha empezado a resaltar sus raíces obreras. 

Sramek es consciente de que metió la pata. "No quería que esto fuera sobre mí. No hice un buen trabajo contando la historia", dice. Si no lo arregla, puede que nunca haya un California Forever.

 Para eludir la ley antidesarrollo que el comité de Farley ayudó a aprobar en la década de 1980, Sramek está impulsando una medida electoral que recalificaría su propiedad. Ha intentado apaciguar a la población local aceptando invertir en el maltrecho centro de Solano, y ha trasladado a su mujer y a sus dos hijos pequeños a la zona. También ha empezado a resaltar sus raíces obreras. 

Pero estas medidas no han logrado disipar las preocupaciones de muchos líderes locales. El congresista John Garamendi, preocupado por una invasión del Gobierno chino, sigue sin estar de acuerdo. Dice que la última versión del plan de Sramek no tiene en cuenta el agua, las carreteras y los colegios que necesitarán los 50.000 residentes de California Forever. Como muchos locales, Garamendi sigue desconfiando de las grandes motivaciones de Sramek y sus inversores de Silicon Valley. "Lo que está haciendo es una estafa. No va a construir una ciudad. Cogerá unas 2.400 hectáreas de terreno, quizás 8.000, y las recalificará, para luego venderlas a algún promotor", afirma Garamendi.

Bloques

Si California Forever tiene un problema existencial, no es que sea demasiado ambicioso, o que sus inversores sean unos ricos hipócritas que nunca cambiarían sus terrenos en Atherton por una casa adosada en Foreverville. Es que el proyecto, a pesar de sus elevadas pretensiones, no es realmente una ciudad. Es una subdivisión diseñada para parecer y funcionar como una ciudad.

Inspirándose en Jane Jacobs, Sramek y su equipo de urbanistas han creado una versión idealizada de la vida urbana moderna. Hay casas adosadas y apartamentos asequibles en lugar de viviendas unifamiliares, acogedoras cafeterías en las calles adoquinadas y carriles bici que llevan a todas partes. Incluso hay una "zona de almacenes", un barrio lleno de edificios que, en una ciudad orgánica, habrían dejado de ser industriales para convertirse en lofts de artistas, cafés y boutiques. Todo en California Forever es imaginario, un simulacro de ciudad. Y como no tiene una base de empleo de la que hablar, la gente que vive allí tendrá que conducir para ir y volver del trabajo cada día, al igual que todos los demás. Claro, tendrán carriles bici en casa. Pero fuera de Foreverville, seguirán teniendo que recurrir a las autopistas para llegar a las ciudades de verdad.

California Forever es una subdivisión de una zona urbana, pero es precisamente el tipo de subdivisión que Estados Unidos necesita ahora. En lugar de construir un montón de mansiones que consumen mucha energía o parcelas sin alma con casas prefabricadas, Sramek intenta crear algo que sea vibrante y sostenible. Puede que no consiga crear puestos de trabajo en medio de la nada, pero sí viviendas asequibles, calles sin coches y barrios acogedores para el comercio, la comunidad y los niños. Señálalo, si quieres, como otro promotor decidido a ganar millones para él y sus inversores. Pero al menos su proyecto ayudaría a resolver la crisis de la vivienda, a reducir la desigualdad y a proteger el planeta.

Sramek señala que los habitantes de ciudades cercanas como Fairfield y Vallejo no están en principio en contra del desarrollo. Al fin y al cabo, ya están surgiendo urbanizaciones en los límites de lo que ahora es propiedad de Sramek. Uno de esos proyectos, One Lake, es un conjunto aparentemente típico de casas a un kilómetro y medio de la Base Aérea de Travis. El primer indicio de que es diferente es el edificio de apartamentos en las afueras de la ciudad, viviendas asequibles que formaban parte del acuerdo para conseguir la construcción de One Lake. La mayor diferencia salta a la vista en cuanto Sramek pasa con su Tesla por delante de la señal de "Bienvenido a One Lake". Hay un lago artificial. Y en su orilla hay una magnífica cafetería, toda de cristal y vigas de madera, llamada Journey Coffee. Es una cafetería, quizá más grande y ventilada que las de Austin o Cambridge, pero con un menú similar; la especialidad de temporada es un café con leche y moca a la menta.

Sramek señala One Lake, una urbanización cercana de casas unifamiliares, condominios y apartamentos asequibles, como prueba de que la gente quiere lo que él vende.
Sramek señala One Lake, una urbanización cercana de casas unifamiliares, condominios y apartamentos asequibles, como prueba de que la gente quiere lo que él vende.

Christie Hemm Klok para Business Insider

Es martes por la mañana y Journey Coffee está lleno. Hay que esperar media hora para comprar un sándwich de bacon y huevo. Los jóvenes trabajan con sus portátiles, las madres se reúnen en la terraza, sus perritos saludan mientras los C-17 surcan el cielo de Travis. Los clientes son, visiblemente, de orígenes muy diversos. "Mi mujer es india", dice Sramek. "Nunca he estado en un lugar que tenga una integración más auténtica que Solano", añade.

Según Sramek, muchos habitantes de Solano buscarían lo que él intenta construir: una ciudad densa, respetuosa con el clima y sin aspiraciones clasistas, llena de tiendas, colegios y niños. Un lugar encantador que mucha gente diferente pueda permitirse. Pero esa es la tragedia de los Estados Unidos hoy en día. A lugares como California Forever no se opone la gente que está desesperada por un lugar donde vivir. Se oponen a ellos quienes ya tienen un lugar donde vivir y no quieren que nadie más viva cerca.

"La gente que se ha opuesto... Cuando los miras todos parecen iguales". Sramek hace una pausa, tratando de elegir sus palabras con cuidado.

¿Quiénes son? ¿El típico blanco boomer NIMBY?

(NIMBY es el acrónimo de Not in my back yard, que significa, "no en mi patio trasero" y hace referencia a aquellos ciudadanos que se oponen a la instalación de ciertas construcciones o realización de ciertas actividades cerca de sus residencias).

"Sí, tú lo has dicho. Solo diré que no es una coalición especialmente diversa en ningún sentido. Lo único que les importa es el espacio abierto que hay detrás de su casa", señala Sramek.

Es una dura crítica: la idea de que el mismo privilegio que hizo que los blancos huyeran a los suburbios hace medio siglo impulsa ahora la oposición a la vivienda asequible. Y es un argumento extraño viniendo de un antiguo trader de Goldman y uno de los favoritos de Silicon Valley. 

Si Sramek es un tecnócrata que intenta imponer su voluntad a la buena gente progresista de Solano, puede que sea más fiel a sus ideales que ellos mismos. Sí, no es de por aquí, como tampoco era de Londres o de Zúrich. Pero si Europa no le funcionó, quizá pueda llevar un poco de Europa a California. Y dado el círculo vicioso al que se enfrentan hoy en día las ciudades estadounidenses, puede que eso no sea lo peor.

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